Los últimos estudios de los que tenemos conocimiento ponen claramente en relación la infección por el SARS CoV-2 y la aparición de síntomas de ojo seco.
Se sabe que la conjuntivitis por SARS-COV-2 es rara en relación al resto de síntomas y signos que esta infección puede provocar en otros órganos. Se cree que la presencia de esta conjuntivitis podría estar relacionada con una forma más grave de la enfermedad.
En cuanto a la posibilidad de que se pueda transmitir la enfermedad por vía oftálmica, se sabe que esta vía es posible pero poco relevante si la comparamos con la vía aérea y por contacto de manos y superficies contaminadas.
Todo comenzó en la ciudad china de Wuhan en diciembre de 2019. Los primeros casos de una enfermedad provocada por un nuevo coronavirus el SARS-CoV-2 al que rápidamente se le denominó COVID-19. En aquellos momentos uno de los primeros médicos en advertir de la gravedad de la enfermedad y de que se trataba de una epidemia fue un oftalmólogo chino, el Dr. Li Wenliang que fue atacado y reprimido duramente por las autoridades chinas, finalmente el Dr. Li acabó falleciendo por la infección del coronavirus.
Desde ese momento hasta nuestros días se ha desarrollado una pandemia con afectación multiorgánica y que también produce síntomas y signos oculares.
La única complicación oftalmológica confirmada por el SARS-CoV-2 publicada hasta la fecha ha sido la conjuntivitis. Se han descrito series de casos de parálisis oculomotoras y posible retinopatía.
La primera referencia a una conjuntivitis por SARS-CoV-2 se puede leer en una carta al editor publicada en la revista The Lancet en la que se describe la imagen de una hiperemia unilateral en un neumólogo que utilizó equipo de protección completo y mascarilla N95, pero no gafas de protección, días después de la visita a un hospital en Wuhan. Más tarde desarrolló neumonía.
Sabemos que el mecanismo de entrada de coronavirus en las células es a través de del receptor de la enzima convertidora de la angiotensina 2 (ECA-2) y que este receptor no solo esta presente en el epitelio alveolar, sino que también se encuentra en la córnea y la conjuntiva.
Con el SARS-CoV se pueden encontrar episodios de conjuntivitis más severas que las que encontramos habitualmente en el resto de las conjuntivitis víricas, con hiperemia conjuntival y ciliar marcada, queratitis punteada superficial, los típicos folículos tarsales de las conjuntivitis víricas e incluso pseudomembranas.
El período de incubación del virus dura de 5 a 14 días y puede aparecer la conjuntivitis de forma aislada, como pródromo de la infección respiratoria e incluso posteriormente al inicio de la infección respiratoria.
En cuanto al ojo seco podemos traer aquí varios estudios recientes que nos hablan de problemas de sequedad ocular en algunos casos crónica tras padecer la infección por coronavirus. Se aprecian en dichos estudios no solamente síntomas compatibles con el diagnóstico de enfermedad de ojo seco con puntuaciones bajas en el test de OSDI, sino también alteraciones en el test de Schirmer, el B.U.T y la osmolaridad lagrimal.
Chen et al (Acta Opthalmol 2020): 535 pacientes que padecieron Covid 19, el 5% tuvieron congestión conjuntival. Como síntomas se encuentran: secreción conjuntival, dolor ocular, fotofobia, ojo seco y lagrimeo. En algunos casos se desarrolló enfermedad ocular crónica: conjuntivitis (6.2%), xeroftalmía (4.5%) y queratitis (2.6%).
Freni et al (Am J Otolaryngol 2020): estudia 50 pacientes con Covid-19. Encuentra datos de alteración del gusto y del sentido del olfato, ojo seco, sequedad de boca, disconfort auditivo probablemente en relación al trofismo del virus.
Gambini et al (Cornea 2020): estudian 64 pacientes post Covid-19 y los comparan con 50 pacientes control. Los pacientes post-Covid 19 presentaban mayor puntuación del test de OSDI, menor tiempo de ruptura lagrimal (B.U.T.) (6.95+/-4.07s vs 10.12+/-3.90s) y también diferencias en los resultados de test de Schirmer y la osmolaridad de la película lagrimal.
Por lo tanto y como resumen podemos decir que la afectación ocular post Covid 19 es posible y de ahí la importancia de realizar una revisión oftalmológica completa una vez pasada la enfermedad.